Los remeros

    LOS REMEROS

                Cuentan las crónicas que se celebró una competición de remeros entre dos equipos formados por miembros de la Administración Pública de España y Japón.

                Se dio la salida y los remeros japoneses empezaron a distanciarse desde el primer momento, llegando a la meta con una hora de ventaja sobre el equipo español.

                Los altos cargos de la Administración, se reunieron para sacar conclusiones sobre el espectáculo tan bochornoso que se había dado, llegando a la siguiente conclusión: “Se ha podido detectar que el equipo japonés estaba formado por un jefe y diez remeros, mientras que el nuestro lo formaban diez jefes y un remero, por lo que el próximo año se tomarán las medidas pertinentes para paliar esta situación.”

                Al año siguiente de nuevo se dio la salida y de nuevo el equipo japonés tomó ventaja, sacándole esta vez dos horas y media de ventaja.

                Los altos cargos de la Administración española se reúnen sacando la siguiente conclusión:

                “Este año, el equipo japonés, se ha compuesto nuevamente por un jefe y diez remeros, mientras que nuestro equipo tras eficaces medidas adoptadas por los responsables, se ha compuesto por un jefe, nueve asesores y un remero, llegando a la conclusión que: “EL REMERO ES UN INCOMPETENTE”.

                Al año siguiente y como no podía ser menos, el equipo japonés sacó una ventaja de cuatro horas, sobre el equipo español.

                Una vez más, reunidos los altos cargos y tras cuatro horas de evaluación, llegaron a las siguientes conclusiones:

                A saber:

                Este año el equipo japonés optó, una vez más, por una tripulación tradicional formada por un jefe y diez remeros.

                El nuestro, tras una Auditoría Externa y una Asesoría Adicional, se planteó una formación mucho más vanguardista y se compuso de un Jefe, siete Asesores con gratificaciones, uno con productividad doble, un Sindicalista liberado y un remero al que se le había castigado sin gratificaciones ni productividad por el fracaso de años anteriores.

                Hemos acordado que el próximo año el remero sea un interino, toda vez que a partir de la vigesimoquinta milla marina, se viene observando cierta dejadez en el remero, rozando al pasotismo en línea de meta.


De borrachos


Un borracho que va conduciendo y va de un lado a otro de la carretera, le para un guardia civil y le dice:

-¡ARTO LA GUARDI SIVI! Le vamos a hacer la prueba de la alcoholemia.

Y el borracho responde:

-¿Qué pasa? ¿Todavía no te lo crees?


Llega un borracho y dice:

-Disculpe, señorita, ¿aquí es alcohólicos anónimos?

La señorita responde:

-Sí, ¿quiere anotarse?

Y contesta el borracho:

-No, quiero borrarme.


Dos borrachos semienterrados en la nieve después de un alud ven a un perro de San Bernardo.

-Mira, ahí viene el mejor amigo del hombre.

-Sí, y viene con un perro. 


Un borracho está sentado en una esquina y llega un policía y le pregunta:

-Señor, ¿usted vio a un tipo doblar la esquina?

Y le responde el borracho:

-No sé. Cuando llegué, la esquina ya estaba doblada.


Un borracho le dice a un guardia:

-¡Guardia!, ¡guardia!, me han robado todo... el volante, la guantera... ¡todo!

-Por favor, siéntese delante, siéntese delante...


Un borracho llega a su casa y se ve en el espejo de la entrada y dice:

-Ggg... de qué te conozco yo a ti... Ah, sí, de la peluquería.


Un borracho que llega a su casa con una enorme borrachera y no puede abrir la puerta, se asoma la mujer y le dice:

-¿Te tiro la llave?

Y dice el hombre:

-No, si la llave la tengo. Tírame la cerradura que es lo que no encuentro.


Va un borracho en moto y choca con una señal de tráfico. Llega el policía y le pregunta:

-Señor, no vio la flecha.

Y el borracho responde:

-Ni el indio que me la tiró.


De leperos 


Un helicóptero se ha estrellado en el cementerio de Lepe... La policía local informa que se han encontrado varios miles de cuerpos.


Un lepero entra en una librería y le pregunta al librero:

-¿Tiene usted algo de Hemingway?

-Sí, “El viejo y el mar”.

-Hum... deme “El mar”.


Un lepero toma un avión y pasa una azafata repartiendo chicles.

-Oiga, y esto ¿para qué sirve?

-Para que no tengan molestias en los oídos al cambiar de presión.

Todo va bien, y, cuando han aterrizado, el lepero dice a la azafata:

-Oiga, es que esta es la primera vez que vuelo. ¿cómo me puedo quitar ahora el chicle de las orejas?


Un matrimonio de leperos va al médico, que le receta unos supositorios a la mujer. Al salir, se ponen a hablar entre ellos.

-Oye, Mariano, ¿Qué es un supositorio?

-Pues la verdad es que no lo sé.

-Y entonces, ¿cómo los voy a usar?

-Pues no sé. ;ira, lo mejor es que entremos otra vez y se lo preguntemos al médico, que debe saberlo.

-No, hombre, no, que se va a enfadar.

-¡Qué se va a enfadar! Anda, mujer, no seas tímida.

Total que vuelven a entrar y la mujer le pregunta al médico:

-Esto... ¿nos podría decir cómo se usan los supositorios?

-Sí, claro. Tiene que sacarlos del envoltorio, con un poco de cuidado para que no se rompan, y meérselos por el culo.

-¡Ves, Mariano! Ya te dije que se iba a cabrear.


¿Por qué en Lepe no tienen leche fresca?

-Porque no les cabe la vaca en la nevera.


Un lepero va al hospital a ver a un amigo suyo que está medio muerto.

-Oye, ¿qué te ha pasado?

-Pues mira, que se me ocurrió aprende a pilotar un helicóptero.

-Pero si habías aprobado todos los exámenes...

-Ya, pero es que verás. Llegó el día de mi primer vuelo y despegué sin problemas. Me pongo a 300 metros de altura y me pongo a ver el paisaje, y la gente del tamaño de hormigas, y tal. Subo hasta tres kilómetros, y de verdad que era algo increíble. Entonces ascendí hasta los seis kilómetros de altura, y como empezaba a hacer frío, apagué el ventilador ese gordo que hay en el techo de la cabina, y entonces... 






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